viernes, 14 de diciembre de 2012

Poco después, ya en mí casa, la situación no dejaba de empeorar, no entendía que me pasaba y mucho menos el porqué, mi familia tampoco podía comprender como de un día al otro pude empeorar tanto, poco a poco perdía el apetito y me sentía cada vez mas perdido, y mas nervioso. No podía sacarmelo de la cabeza y creía que estaba perdiendo la cordura.

(El potencial de una persona que confía en si misma y no se subestima, se puede comparar al de los gujarros redondos (piedras muy grandes) que descienden rodando desde lo alto de la montaña.
Así basta poca fuerza para hacer mucho.)
Extracto modificado de El arte de la guerra de Sun Tzu.

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